Animado por las posibilidades del mercado el Arq. Margoniner toma contacto con habitantes que buscan su lugar fuera de la megalópolis, es así que nacen proyectos como el de North Barrington que mantienen el ideal norteamericano del castillo europeo en el campo. La torreta, la cubiertas revistadas con pizarras, la piedra y por supuesto todos los materiales tecnológicos de última generación hacen posible recreaciones casi perfectas donde el proyectista agrega con absoluta libertad su idea actual de la cosa.